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viernes, 1 de julio de 2022

Puntarrón, historia de un video-poema

Los cascos históricos de las ciudades y pueblos conforman un centro cultural identitario, donde se marcan las intrahistorias de los habitantes, las tradiciones y los espacios de socialización principales que después se han ido evadiendo fuera de estos. El Casco Antiguo de mi municipio, Cehegín (situado al noroeste de la Región de Murcia) es uno de tantos que además de cumplir esta función cultural y de identificación identitaria, suponen un reclamo turístico del que se intentan aprovechar personalidades políticas y empresas, sin muchas veces cuidar del verdadero entramado arquitectónico, cultural y social que suponen esas calles, esas casas, esas personas...

La situación es sencilla de resumir, pero compleja de analizar. Las casas del Casco Antiguo de Cehegín se caen, en los últimos meses se han producido dos grandes derrumbamientos (que yo haya contabilizado) en el mismo, uno en una casa cercana al Puntarrón y otro en la zona de las calles Zafra y Tría (estas casas salen en el vídeo-poema que verán más abajo). La situación de muchas otras casas es de derrumbe inminente, muchas de ellas son ocupadas con el peligro consecuente que tiene para las personas que las ocupan y muchas otras son utilizadas como vertederos y espacios para el consumo de drogas. Al tener estos problemas mayoritariamente el la parte antigua del pueblo, hay un silencio respecto a esto temible, un mirar hacia el otro lado con el que se pierden, año a año, edificios históricos que han determinado el sentir ceheginero. 

El derrumbamiento de estas casas es ya de por sí una grave pérdida en materia de sentir histórico. Sin embargo, se acumulan otros problemas como la falta de limpieza de los escombros o la posibilidad de accidentes que involucren peligro para personas (sobre todo aquellas con peligro de exclusión social y que viven bajo el umbral de la pobreza, como las que ocupan las casas y también para personas mayores, que transitan estas calles muchas veces llenas de escombros o poco cuidadas de los baches). 

La falta de limpieza en las casas genera a veces la sensación de un pueblo fantasma en el que pasa de haber un conjunto arquitectónico de edificios a un auténtico vertedero, que puede generar plagas de insectos, ratas, facilidad de difusión de enfermedades... El refugio que suponen estos edificios para los gatos, por ejemplo, supone que haya una auténtica plaga de felinos en la calle sin castrar, sin tratar, que son un verdadero peligro para las especies animales que habitan cerca del río y generan mucha suciedad en las calles. 

El Ayuntamiento de Cehegín recientemente restauró algunos de los edificios históricos situados en la Calle Mayor y los cedió a diversas asociaciones del municipio para que los aprovecharan. Me consta, según me informan fuentes de confianza que hay un planteamiento para restaurar más edificios, que pueden también en algún momento ser accesibles para pequeños comercios, aunque la mayoría (según tengo entendido), seguirán ofreciéndose a otras asociaciones. 

Sin embargo, esta medida llega tarde y es insuficiente. Me comentaba una amiga cercana que Jerónimo Moya había propuesto a su abuelo poner unas macetas en el lugar donde tienen el aparcamiento (al bajar la cuesta de la Iglesia de la Magdalena, en una zona antiguamente usada para el comercio). Esa era la idea del alcalde, quitarle el poco acceso que tienen algunas personas mayores a un espacio donde poder aparcar sus coches para colocar unas macetas. Sin embargo, ese dinero estaría mejor invertido en una reparación de las calles y calzadas de esa misma zona, cuyo estado puede provocar accidentes en esas mismas personas.  

La política aplicada no debe de ser tapar los huecos para dejar los agujeros. Una imagen bonita no soluciona el dominó de efectos sociales, culturales y políticos que surgen del mal estado de nuestro Casco Antiguo. Tampoco me contento personalmente con el fanatismo de empresas buitre que están surgiendo en otros municipios y que engañan a la gente para comprar casas por valores ínfimos para después repararlas y venderlas a grandes precios, generando así una gentrificación peligrosa para nuestra gente. 

La hoja de ruta pasa por reparar urgentemente los problemas más acuciables de nuestras calles (limpiar escombros, reparar baches, castrar gatos...) para después generar un plan que a largo plazo genere un Cehegín más seguro y sano para sus gentes.

Con esta problemática en mente escribí el poema 'Puntarrón', tratando de construir una imagen certera de estas casas:

Mira las casas, se caen,

reventadas por el tiempo.

Con su mismo peso yacen

de soledad y cemento.


¡Qué lástima de bodegón

el de esas casas vacías,

que en las calles, sin perdón,

se están quedando sin días!


Muros que aguantáis lo poco

que queda de quienes murieron.

Voy cantando como un loco 

porque mis ojos os vieron


y pensé en mi soledad

y en cuando caiga yo muerto

y en perder la libertad 

por no cuidar mis cimientos.  


Alguien os verá algún día

¡Aturdidos, poderosos!

En esa guerra perdía' 

del muro contra el reposo.


Y será ese su cantar

de alegría definitiva,

resisitir porque es crear

y amar en carne viva.




Artículo escrito por Alfonso Javier Fernández de Gea, Graduado en Periodismo por la Universidad de Murcia. Bajo el pseudónimo 'Alfaro De Gea' publica 'Puntarrón', el video-poma que acompaña el artículo y que se sitúa dentro de su proyecto 'El Faro de la Tierra'. Como poema, 'Puntarrón' pertenece al libro 'Canto a la ternura', que aún no ha sido publicado. 

jueves, 23 de junio de 2022

Ojala Café se transforma en 'El faro de la tierra'

El pasado 18 de Junio tuve la oportunidad de charlar con la poeta Luna Miguel junto a un conjunto de poetas jóvenes que están formando la palabra poética de una nueva generación. Durante esta charla se despertaron cosas dentro de mí que llevaban dormidas durante un tiempo, un tiempo en el que me he visto ahogado por ese debate entre repercusión pública de mi poesía y el reconocimiento de la crítica y de los premios literarios. Durante este tiempo he querido dejar de publicar mi poesía para poder presentarla a premios que, por desgracia, me he dado cuenta de que están delimitados por unos intereses ajenos a apoyar la carrera literaria de los y las poetas.

Sin embargo, he despertado. He decidido que voy a empezar a publicar mi poesía de nuevo. Y el comienzo de esta nueva aventura retoma las raíces desde donde empecé a publicar mis primeros poemas, a la edad de 16 años. Sí, este que están leyendo es el blog en el que entonces dejaba volar mis primeros versos, 'Ojalá Café' se renueva en un nuevo proyecto, 'El faro de la tierra', que seguirá de cerca un viaje por mi pueblo (Cehegín), mis amigos, el flamenco, la ternura y la naturaleza.

Además, acompañaré mis poemas de diferentes artículos de opinión / pensamiento, siguiendo un formato de "blog" de contaros mis ideas sobre las temáticas que sigue mi poesía. En el de hoy, quería hablaros del primer poema que he enmarcado dentro de este proyecto y no es ni más ni menos que un poema improvisado.

La improvisación es magia

En el piso de mi amigo David, las paredes cuentan historias de bohemios perdidos entre sueños de poesía. El muchacho, que nunca ha abandonado su niñez, se sienta en la silla y toca la armónica. Le acompaña Lorenzo, amante del cine, a la guitarra. Yo me pongo en la posición de la improvisación, me siento en el sillón de la improvisación y me cubro la cabeza con la boina de la improvisación, hemos venido a jugar y hay que hacerlo con todas las de la ley, divirtiéndonos como cuando sabíamos que podíamos hacer magia con un palo.

Es entonces cuando la magia ocurre, la guitarra, acompañada de la armónica; dejan en el aire sonidos que me llevan a la infancia. Y entonces surge este poema:



Por la ventana, por la ventana...

Los niños pasean tranquilos por la plaza,

el aire alegre en las miradas de las madres...


¡Ay! Si se pierden...

Y se pierden, les crecen alas.

Como pájaros sobrevuelan

el paisaje de la infancia.


¡Ay, si se pierden!

Crecen tan rápido...

Casi no alcanzas

a ver si han cambiado

o si aún mantienen

viva la esperanza.


Pero... por ahí van dejando

un reguero de flores,

un reguero de versos,

un reguero de amores...


¡Ay! Si se pierden,

que se pierdan en el campo

donde yo me perdí entonces,

donde yo pasé

¡ay! mis días mejores.


¡Ay! Que se pierdan...

Porque yo me habré perdido,

entonces, en sus vidas,

dejando mi cariño, 

sábado, 3 de junio de 2017

Gracias, poesía. Segundo aniversario de Ojalá Café.

Gracias, poesía,
por darme las alas del verso,
aquel día en el que todo estaba oscuro
y en el que me liberaste del silencio.

Gracias, poesía,
por darme la profundidad del océano
para transmitir cariño, amor, deseo,
tristeza, soledad, engaño, lucha...,
las cosas que rondan
en la eterna lucha
entre la vida y la muerte.

Gracias poesía
por hacerme abrir los ojos
ante un mundo nuevo,
en el que cada significado
tiene matices infinitos
que irradian la fuerza de la palabra
convertida en verso, en metáfora.

Tu has dado el toque de queda
al silencio, al fuego, a la tierra, al aire,
has catapultado versos inefables,
has llegado al alma y entonces
he entendido tu poder.

Tu has roto las cadenas
en las que mi corazón estaba preso,
gracias, poesía,
por darme las alas del verso.

©Alfonso Javier Fernández de Gea.

Un libro, Ítaca y sus micros libres, un viaje a Madrid con un recital en Aleatorio, otro recital en Zalacain, algunos mas en el corte inglés, otro más en Zarandona, grandes amigos, experiencias increíbles y amor, mucho amor...
Eso es lo que me ha dado Ojalá Café, este blog que estás leyendo, durante sus 2 años (que cumple hoy) de vida. Todo eso y mucho más.

Ojalá Café es un sueño hecho realidad, es un viaje a través de mi mismo, de mis experiencias, de mis ilusiones, de mi amor, de mis miedos, de mis heridas, un viaje a través de mi poesía. Este proyecto es el resultado de un gran trabajo y una gran ilusión, que ha ido cambiando poco a poco durante todo este tiempo, al igual que su contenido. 

Por ello considero este blog como algo de vital importancia para mi, porque ha sabido formar parte de este camino que he elegido tomar. 

Todo esto, además, ha sido apoyado por personas: Las primeras de ellas sois vosotros, los lectores, los amantes de la poesía, que hacéis que esto sea posible. Pero también hay otras personas ahí, mis amigos que siempre apoyan mi trabajo y este año algo nuevo, personas que ya estaban metidas en este mundo y que me han recibido con los brazos abiertos, brindándome así la oportunidad de integrarme en un gran círculo cultural que se genera sobre todo en la capital de Murcia. 

Finalmente, este blog creo que sirve también como referencia externa a aquellas personas que creen en el poder de la poesía, que consiguen hacer de ella un instrumento para vivir el día a día. 

Eso es Ojalá Café y hoy cumple 2 años. Muchas gracias a todos y a todas y... ¡Que cumpla muchos más!

domingo, 21 de mayo de 2017

Izanami e Izanagi.

Sobre las verdes praderas,
al ver el sol, pidió el fuego.
Le di la llama de mi calor,
beso a beso.

Por encima de la noche
y las estrellas, pidió la luna.
Le di la luz de mis ojos
con cada caricia.

Detrás del viento del desierto,
pidió la arena.
Le di mi piel desértica
y con su piel de agua
me salvó de la deshidratación.

Por encima del puente de hierro,
pidió un país,
una tierra para cuidar a nuestros hijos.
Clavé mi lanza en el océano
y surgió nuestro hogar,
dónde ahora estamos,
donde moriremos.

OJALÁCAFÉ.

©Alfonso Javier Fernández de Gea.

Este poema es una reinterpretación de una de las historias de la mitología japonesa, la de los dioses Izanami e Izanagi, que crearon Japón. En este poema hago una alusión a su historia de amor y a como crean el país, siguiendo los datos que dan la mayoría de versiones, sobre un puente , los dioses introducen la lanza en el mar y al sacarla, emerge una gran isla. En otras versiones se cuenta que es Izanami la que le pide a Izanagi un país y este es el que usa la lanza. La historia de estos dos dioses no acaba con la creación de Japón, por lo que os pongo un link a continuación por si queréis saber más sobre estos dioses, tan solo advertir de que como en todas las mitologías, hay muchas versiones de estos mitos y sin duda alguna, muchas similitudes entre unas mitologías y otras.
Más información sobre el mito en: japonismo.com


Alfonso Javier Fernández de Gea es poeta y estudiante de periodismo. Como poeta sacó su primer libro "Versos de Cafeína" a finales de 2016. Como periodista trabaja en "El periodicum"y ha realizado artículos en diferentes blogs. 

martes, 25 de abril de 2017

Vacío, pero escribo.

Hacía mucho tiempo
que no sentía esta sensación
de vacío
en la que mi estómago
tiene hambre de mariposas
pero afuera está lloviendo
y hace frío.

Hoy he reflexionado sobre
mi futuro
y he caído en la cuenta
de que todo lo que hago es escribir.
Y en este mundo, conseguir éxito
es imposible, odio competir,
no me gusta sentirme obligado
a hacer algo que no quiero.

Pero al mismo tiempo siento
que haciendo lo que quiero
no es suficiente,
que tiene que haber algo más,
busco en los armarios
de mi memoria
y recupero un recuerdo
de la infancia.

Voy a escribir sin parar,
voy a llorar escuchando
"Lucha de Gigantes",
voy a reír con mis amigos,
voy a conversar con mi madre,
voy a jugar videojuegos
hasta hartarme,
voy a leerme un buen libro.

¿Y todo lo demás?
No importa, viene con el tiempo.

Hoy voy a vivir mi vida
y a olvidar mis miedos.

©Alfonso Javier Fernández de Gea.

OjaláCafé

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domingo, 19 de febrero de 2017

Oveja negra.

Aviso, este poema está escrito
para que te cabrees,
para que le escupas a tu jefe en la cara,
para que salgas a la calle por tu casa,
para que le digas a tu pareja que la dejas,
para que en el hospital no hayan listas largas de espera,
para que este mundo vaya bien a gritos
y para que no se use como arma el silencio.
Se que puto/a es una palabra
completamente innecesaria en este texto
así que no la leas si ninguno de los anteriores, es tu caso.

Hay una puta vaca
en medio de la puta estepa.
Come hierba y en su puta vida
ve un cerezo.
Y la vaca muge
a ver si el puto tiempo pasa.
Pero aquí mentimos
para que siga siendo una puta vaca.

Hay un puto árbol en medio de
una ciudad llena de nada.
Como diciendo que todavía queda
una puta esperanza.
Y ni siquiera sabemos que de él
salían antes las putas manzanas.
Las putas manzanas.

Hay un puto día en el que todo se muere,
todo se arrasa, todo se acaba.
Hay un puto día en el ya nada importa,
sólo ser masa.

Hay un puto ejército de ovejas blancas
que dan lana.
Como si fueran a detener el puto frío
de este puto invierno que nos invade el alma.
Como si fueran a hacer algo
y no hacen nada.

Y yo la puta oveja negra que no encaja.
Que quiere ver arder el puto monte
antes que comer la puta hierba.
Que quiere ver la puta manzana
antes que observar el puto árbol.
Que quiere parar el puto frío
antes que dar lana.

Y yo la puta oveja negra que no encaja.
Y yo la puta oveja negra que no encaja.
Y yo la puta oveja negra que no encaja.

Porque cuando nací dije que la poesía
es lo que te sale cuando grita el alma.

©Alfonso Javier Fernández De Gea












domingo, 5 de febrero de 2017

Arrugas.


El recuerdo se entremezcla
en los arrecifes de la memoria.

Hoy tu voz parece la de otros
y estas gritando
palabras incomprensibles.

Acabo ahogado, en el silencio provocado 
por el quebranto de mis cuerdas vocales.

La vida se mece en este sofá vacío,
los dos nos hacemos viejos
y nadie nos hace caso.

Los relojes destilan tiempos pasados,
los que parecen estar, estuvieron,
pero ahora no me miran.

Me manchan las arrugas y estoy escrito,
como este papel arrugado y mi pluma
sin tinta.

Dejaré la voz para el que viva triste,
que así, se quede seco en este mundo de lágrimas.

El cristal ya no está negro
y es necesario levantar la vista,
mañana estaré de luto,
encerrado en madera.

Ya lo he aceptado,
estas arrugas vacías
me quitan la vida,
pero sonrío,
hoy he vivido otro día.

Fotorafía de Antonio López Sevilla. Instagram @finallysphotography
Esta mezcla de poesía y fotografía está producida por Asociación Cultural Juvenil

cpyright del texto
©Alfonso Javier Fernández de Gea
copyright de las imágenes
©Antonio López Sevilla

domingo, 18 de diciembre de 2016

Mis manos deslizándose por tus mejillas.

Cuantas veces he visto
mis manos deslizándose por tus mejillas,
tus lágrimas siendo secadas por mis manos.

De tus ojos salir ríos de tristeza
y yo intentar cortarlos con mis brazos. 

Te he visto llorar tan triste
que la humedad padecía entre mis dedos.

Cuantas veces he intentado
acercarme más a ti en esos momentos,
mostrarte que estoy a tu lado.

Pero sabía que no era lo que necesitabas,
que tan sólo querías encontrarte a ti misma
y que yo estaba ahí para ayudarte.

Cuantas veces he visto
mi tristeza posándose sobre tus manos.
Tus huellas dactilares
parando la sangre que emano.

Luchamos a muerte en cada batalla
y salimos heridos, sangrando sin cesar
y pedimos algo por esa sangre tan humana
pero solo recibimos lágrimas.

Aún así nos tenemos, como amigos,
como hermanos,
borrando del silencio
la tenue incertidumbre.
Aún así nos tenemos,
para amar y para amarnos.

Esa es la verdadera amistad.
Estar juntos, ser hermanos.
Aprender como amar a los demás.
Aprender a amarnos.

Esa es la verdadera amistad,
ayudarnos en el camino de la vida
y decirnos que nosotros somos fruto
de una felicidad que está por llegar
en cuanto amainen las tormentas
y podamos mirar al horizonte.

OJALÁCAFÉ

©Alfonso Javier Fernández de Gea

miércoles, 30 de noviembre de 2016

Sin prisas.

¿Sabes por qué nunca tengo prisa?
A veces me da por andar,
en mi camino observo los edificios
de la ciudad,
algunos de enriquecida belleza
decorados con bellísimas estatuas.
Observo como la gente va corriendo a todos lados 
mientras camino entre los árboles de la gran vía Alfonso X el sabio.
En poco tiempo llego a la plaza de santo domingo,
los niños juegan con el balón,
los adolescentes se besan en los bancos
o toman un helado.
En el centro de la plaza hay un gran árbol
con unas raíces inquebrantables,
asciende hasta el mismo cielo,
algunos niños suben a la zona de tierra
que da cuna al ser vegetal
y juegan con las hojas caídas
y sueñan con subir a lo alto.
Me detengo a observarlos
y me doy cuenta de que en ellos
no pasa el tiempo, no existe el tiempo,
pasa la vida, pasan los momentos,
pasan las personas deprisa
y no lo entienden
y algunas, muy nerviosas,
les piden que se bajen.
Yo quisiera ver el gran espacio de tierra
coronado por el viejo árbol lleno de niños jugando.
¿Sabes por qué nunca tengo prisa?
Porque no existe el tiempo,
ni la muerte, ni el silencio.
Porque busco los pájaros,
el mar, los árboles, los niños.
Porque aquello que me hace ser feliz
siempre está ahí, puedo verlo.
A veces, subo con los niños al árbol
y juego con ellos
y si alguno esta en peligro de caer,
lo salvo con mis brazos,
como una especie de guardián entre el centeno.

OJALÁCAFÉ 

A Merce, como regalo de cumpleaños. Gracias por enseñarme a sentirme mejor conmigo mismo y así poder andar más despacito, que es como se disfruta más de la vida. Gracias por saber estar en el momento adecuado, gracias por ayudarme en muchas cosas.
En ti tengo una hermana más, extraña y libre, sincera y fuerte. Espero poder compartir más momentos contigo y que me siga explotando la cabeza cada vez que hablamos y me descubres una nueva forma de ver las cosas.
Te quiere, tu amigo y poeta, el del café.

martes, 22 de noviembre de 2016

Lo verdaderamente importante.

Cuando era pequeño
había algo que me gustaba hacer
cuando llovía.
Lo que hacía era
salir a la calle a saltar en los charcos
y mi madre me reñía
porque era muy importante
que no me manchara
y que no me pusiera malo
pero cuando volvía a casa
siempre estaba la estufa puesta.
La estufa tiene como un agujero para que mires y veas si esta encendida,
a veces, me gustaba mirar el fuego
y entonces me daba cuenta
de que lo verdaderamente importante
era esa sensación de libertad.
Mi madre me veía sonreír
y ella sonreía
y comprendíamos
que hay que dejar de lado
lo que el mundo dice
que es verdaderamente importante.
Los mayores siempre estaban
preocupados,
si llovía ellos se quejaban
y yo sonreía en los charcos,
siempre había mucho trabajo
y yo solo jugaba en el parque
con mis amigos.
Y siempre se empeñaban
en todas esas cosas
en lo muy importante que era el trabajo,
el dinero o el sacrificio.
Yo no sabía que eran esas cosas,
ni todavía lo sé,
supongo que no lo sabré nunca,
sólo se que para mi
las cosas muy importantes
son acariciar a mi gato,
pasear por un paraje lleno de naturaleza,
ver a mis amigos
o escribir poesía.
Nunca entendí a los mayores
porque olvidaban, olvidan y olvidarán,
que lo verdaderamente importante
es uno mismo, sus sueños,
su felicidad, su niño interior.
Que lo verdaderamente importante
esta ahí siempre
y no hay que perseguirlo,
que lo tienes en ti,
que está en ti,
"que existe la vida y la identidad,
prosigue el poderoso drama
y tu puedes contribuir con un verso",
nunca nadie lo dijo
mejor que Walt Withman.
Espero que algún día,
pueda verte saltar en los charcos,
hasta entonces
si dudas sobre lo verdaderamente importante
que sepas que siempre siempre
podrás contar conmigo.

©Alfonso Javier Fernández de Gea

(A mi madre por haberme enseñado a aprender de mi mismo y a Mar por sacarme la inspiración de alguna forma)